
Un verdadero mexica procura que sus palabras sean mejor que su silencio. Según se sabe, al graduarse del Calmecac de Tenochtitlan, los egresados eran reconocidos bajo el título de “Nehmatcatlatoanime”, es decir, “Personas prudentes al hablar” y hoy siglo XXI es cuando nos damos cuenta cuan falta nos hacen hombres y mujeres con ese honorable título. Sufrimos una crisis de valores humanos dentro de nuestra sociedad actual y el movimiento mexicanista no escapa a ello, pues tristemente vemos en los grupos de la Mexicayotl y Toltecayotl a los verdaderos guardianes y esforzados maestros resistiendo a una andanada de impostores mercenarios e improvisados charlatanes con mucha labia, una demasía de acólitos de la New Age y demás infecciones ideológicas que creen que sus vacíos discursos que distorsionan la Alta Filosofía anahuaca deben ser oídos y aplaudidos solo porque saben terminarlos amablemente con la frase “Ometeotl / Tlazo´camati”… La “palabra florida” era el don de los Señores Mexicah y no solo por refinados, sino por sobrehumanos, pues para decir la Verdad de forma bella solo los hombres valientes y sabios.